Ecología Espiritual
Despertar del Místico en Cada Uno
para Sanar la Tierra
por Alex Warden
Hubo un tiempo en que el místico cumplía un rol definido en la
comunidad en que vivía y este rol era parte integral de la trama de la
sociedad. El místico tenía una función crucial en la comunidad… la de renovar
el significado de la vida, un sentido y significado más allá de la apariencia
de lo cotidiano. En cierto modo, su rol tenía que ver con sacudir del árbol de
la sociedad aquellas estructuras, sistemas de creencias y formas de vivir estancadas
en el pasado que le quitaban la vitalidad y la libertad de movimiento y
crecimiento naturales y, que le eran necesarias para una existencia saludable.
El rol del místico tenía que ver con restablecer el equilibrio, removiendo los
escombros de lo caduco y develando y cultivando las semillas del futuro.
Para poder sacudir el árbol de la sociedad de sus valores y creencias
caducas y favorecer el crecimiento de las semillas del futuro, el místico con
frecuencia se oponía a los valores de su comunidad y comenzaba, simbólica y a
veces concretamente, a construir una nueva forma de vida, un nuevo mundo, más
cercano a la esencia de lo Real, de la Vida. En cierto modo tenía que despertar
a la comunidad del sueño que vivía --a veces simplemente corriendo los velos
que cubrían la luz, otras con un despertador de alarma-- y presentarles una
posibilidad, un nuevo sueño, más verdadero, más cercano a la realidad y por lo
tanto que sirviera a su evolución.
En algunas sociedades el místico era el chamán o la chamana de la
tribu. En otras sociedades los místicos asesoraron a emperadores y mandatarios.
En otras, eran sacerdotes y sacerdotisas o monjes y monjas dedicados al
silencio o a renovar la fe. En otras eran los artistas … En algunos lugares los
místicos formaron comunidades como los cátaros y los sufíes.
Y aunque en diferentes tiempos y territorios el místico cumplió
distintas funciones de acuerdo a la necesidad y circunstancia particulares –
como poeta, artista, sanador, militar, político, pensador, sacerdote,
funcionario público, asesor, padre, madre, entre otros – más allá de su función
externa y aparente, su verdadero rol era totalmente distinto. Era el de remover lo enquistado y renovar la
existencia, primeramente en sí mismo, y luego, intentar hacerlo en la sociedad
en que vivía. Su verdadera función era la de equilibrar: Recordar la Esencia por
una sociedad de olvido y vivir la Realidad de esa Esencia - que algunos llaman
Dios - en su corazón, en nombre de un mundo que le daba la espalda a lo divino
y lo había expulsado de esas tierras.
En muchos sentidos, el rol del místico está simbolizado en el mito del
héroe que deja los valores de lo cotidiano y viaja hacia las tierras profundas
de sí mismo… y más tarde retorna a la comunidad renovado, trayendo consigo lo
que descubrió.
En la actualidad vivimos una pesadilla que ya no está limitada a una
localidad o sociedad particular sino que el sueño que soñamos se ha vuelto una
pesadilla global, mundial. Vivimos en un planeta que está muriendo asfixiado
por creencias, prejuicios y los valores caducos del patriarcado. Vivimos en un
mundo que se ha vuelto sin sentido, habitado por sociedades autodestructivas
que en su avidez de consumo están contaminando y destruyendo las mismas fuentes
que se necesitan para su supervivencia. La vida se está transformando en un
desierto emocional, un lugar donde la desconexión con la Esencia, el olvido de
la Esencia, de lo Divino, nos provoca un vacío intolerable que sólo sabemos calmar
comprando y comprando.
Como sociedad es necesario que despertemos de este espejismo negativo y
que cultivemos y resguardemos las semillas del futuro. Es necesario que nos
quitemos la venda que cubre nuestros ojos y nos impide ver. Al hacer esto, podremos
percibir lo que está más allá de lo aparente—la Realidad de que hay un Planeta
Despertando a una vida más equilibrada y saludable.
Por eso es necesario que el rol del místico vuelva a reconocerse y,
una vez más, forme parte activa y consciente de la trama de la vida.
Es interesante que en occidente, esta función tan básica para la salud
de una sociedad y del mundo, perdiera su valor y hasta cayera en el olvido… Sin
embargo esto es lo que ocurrió.
Una de las causas importantes que nos llevaron al desequilibrio que
vivimos hoy se narra en la historia bíblica de la creación. Allí la serpiente,
que en muchas obras de arte medioevales tiene un torso y cara de mujer, tienta
a Eva que también es mujer, y Eva a su vez, tienta a Adán. Es decir, desde un
comienzo la mujer y por extensión todo lo femenino, se asoció a la idea de
traición, seducción, engaño y pecado. En consecuencia esto impactó directamente
sobre nuestra conexión y relacionamiento con la Tierra, nuestro planeta madre,
el gran femenino, el gran pecho que nos alimenta, nuestro hogar.
Para tener una vida saludable, una sociedad o una persona necesitan de
un femenino y un masculino en equilibrio. Con la desvalorización del femenino y
la sobrevaloración del masculino patriarcal, la vida comenzó a desequilibrarse.
Y se sabe que la lucha contra los místicos, aquellos que reconocían el
desequilibro y conocían como devolver la armonía perdida comenzó allí.
A pesar de ello, muchos místicos continuaron participando dentro de
las sociedades en que vivían… hasta que en la Edad Media comenzó la
persecución de muchísimos místicos durante la Inquisición. Entonces, miles de ellos,
mayormente mujeres, fueron torturados y matados de los modos más brutales en la
plaza pública, ante los ojos de toda la población… De algún modo a través de
esta acción el místico perdió su rol social y hasta la palabra místico o mística, fue relegada y
circunscripta como sinónimo de santo o santa…. Más aún, con el pasar del tiempo,
esta palabra también adquirió otra connotación… la de raro, excéntrico y, en
algunos medios, también se llamó así al psíquico y al médium. Fue así como el
místico gradualmente fue separado de la sociedad y cómo aumentó y se perpetuó
el desequilibrio.
Hoy el místico muchas veces ya ni sabe que lo es. Sin embargo, hay
místicos en todas las áreas de la vida…
Lo descubrimos en aquel a quien siempre vemos buscando el significado más
allá de lo aparente, en aquel que busca experimentar la Esencia de la vida y su
sentido, en la vida misma, en el día a día y en cualquier área de trabajo o de
estudio al que se dedique. Lo vemos en aquel que busca recordar de donde viene,
que busca volver a su verdadero Hogar, a la Esencia, a Dios bajo cualquier
nombre que se lo llame.
Fundamentalmente el místico es un estudioso de sí mismo porque sabe
que solo conociéndose y transformándose a uno mismo puede uno comenzar a
cambiar el mundo. Encontramos al místico velado entre ecólogos, físicos,
médicos, pensadores, artistas, poetas, madres y padres, personas espirituales
de todos los senderos y credos. Y siempre, siempre, lo hallamos profundizando sobre
la vida y su significado…
Si es que vamos a despertar de esta pesadilla global, si es que vamos
a participar del Despertar de la Tierra, si es que vamos a renovar el equilibrio
y la sanidad a nuestra existencia, tenemos que devolverle al mundo y a la vida lo
que se perdió: el sentido, el significado, la razón de estar vivos, la razón de
vivir en este planeta. Para ello necesitamos reintegrar conscientemente el rol
de quienes desde siempre, cumplieron con esta función en la sociedad.
http://www.slideshare.net/alejandroabufom/despertar-el-mstico-en-cada-uno-para-sanar-la-tierra-alex-warden